Myplayz, la cultura en la economía colaborativa

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Esta ponencia forma parte del Congreso Online de Gestión Cultural

Autores: Juan Jesús Gómez de Lara Sosa, Sara Robles Sánchez-Lafuente, Jaime Fernández Contreras

Resumen

Myplayz es una comunidad que pone en contacto Anfitriones, personas que quieren abrir su casa, con artistas que quieren actuar en espacios únicos y singulares. Una comunidad que disfruta de experiencias culturales exclusivas en espacios privados y secretos. Queremos animar a los ciudadanos a participar de la comunidad Myplayz y que sean ellos los protagonistas culturales, democratizar el hecho cultural. Que sea la comunidad la que decide cómo, cuándo y qué cultura quiere consumir y disfrutar. Para ello hemos creado una herramienta que facilita poner en contacto anfitriones con artistas, la creación del evento, su publicación, control de invitados, gestión económica, valoraciones, para que crear un evento sea sencillo y divertido. El movimiento del consumo colaborativo está en auge y ha llegado a transportes, alojamientos y turismo. Compartir, colaborar, intercambiar donde el ciudadano es el protagonista. Creemos que la cultura necesita cubrir esa necesidad de empoderamiento. Acercar y animar a los anfitriones a convertir su salón en un escenario, invitar a los artistas a actuar en espacios únicos y gestionarse sus propias actuaciones; y a unos invitados a disfrutar de una experiencia cultural diferente. Hay muchos ciudadanos que se animan a abrir sus casas, pero hay detrás una productora que organiza el evento. Queremos adentrarnos en el consumo colaborativo y otorgarle el poder al ciudadano, que sea quien gestione, cree y valore sus propias experiencias culturales. Un mercado potencial en auge y escalable, para que cualquier persona en el mundo pueda crear un evento cultural cómo, dónde y cuando sea.
Enlaces:

Cuentas de Twitter: @myplayz @gomeutrera @bakuarpi @polizone

 

PONENCIA

Los modelos de consumo están cambiando. Nos hemos acostumbrado al comercio a través de internet y cada vez más, exigimos una experiencia de consumo personalizada. Quizá no podamos decir que el consumo colaborativo sea un modelo innovador pero sí que internet ha hecho que se multiplique y se expanda a niveles inimaginables.

Borneo (Foto de Sara Robles)
Borneo (Foto de Sara Robles)

La idea es sencilla, casi banal: compartir e intercambiar bienes entre particulares, eliminando intermediarios y reduciendo los costes. Es algo que se ha hecho desde siempre y sin embargo, debido a la irrupción de internet las posibilidades de intercambio y conexión se han multiplicado hasta hacer de este tipo de consumo algo global. Si antes el consumo colaborativo se ejercía entre sujetos cercanos, generalmente con un conocimiento previo, ahora existe la posibilidad de llevar este tipo de consumo a horizontes mucho más amplios. El consumo colaborativo ha llegado para quedarse.

Alojamientos, transportes, turismo o deportes son algunas de las temáticas que ya cuentan con plataformas de consumo colaborativo propias y miles de usuarios conectados. Y es evidente que la cultura también va a necesitar una plataforma que estructure a los usuarios interesados en consumir de un modo más personal y adaptado a los nuevos tiempos.

Como consumidores, ya no queremos sólo el producto cultural sino formar parte de él, hacernos partícipes y experimentar. De hecho, cada vez más consumimos experiencias. La primera plataforma de consumo colaborativo del mundo enfocada exclusivamente a actividades culturales. Eso es Myplayz.

Desde Myplayz queremos facilitar la organización de eventos culturales en espacios no convencionales, creados por los propios usuarios de la comunidad. Crear un sistema de publicación de eventos, gestión de entradas, invitados…Una comunidad comprometida y activa.

Apostamos por un nuevo modelo de gestión cultural, basado en la implicación ciudadana y en modelos más horizontales y cooperativos. Queremos fomentar nuevos públicos para la cultura, así como un turismo cultural más cercano y ajustado a la realidad cultural de las ciudades. Myplayz quiere ser una plataforma que sirva para conocer y disfrutar de primera mano la cultura de una ciudad, hecha por sus propios ciudadanos.

 

EL CONSUMO CULTURAL EN ESPAÑA

Cia Milagros (Foto: Jaime Fernández)
Cia Milagros (Foto: Jaime Fernández)

La cultura y el turismo son dos sectores de relevancia económica de España. Ambos sectores junto con las actividades vinculadas a ellas constituyen una fuente importante de generación de flujos económicos, rentas y empleos, que son fundamentales tener en cuenta a la hora de analizar el mercado en el que nos adentramos.

A pesar de la crisis y la subida del IVA, el sector cultural resulta ser una rama productiva que se mantiene, al menos, si lo comparamos con otros sectores en los que la actividad ha disminuido, aun cuando se ha mantenido la inversión pública. Según multitud de estudios, lo distintivo en el campo del consumo cultural viene dado por la naturaleza específica de los objetos culturales y la dificultad de revelar su demanda de consumo en el mercado.

La crisis económica ha afectado a la industria cultural, pero el consumo cultural solo está cambiando, evolucionando. Ya no buscamos el producto cultural: no queremos el disco, queremos escuchar música; no queremos solo asistir al teatro, queremos montar un teatro en nuestro salón. Buscamos la experiencia cultural, y con Myplayz podrás disfrutar de ella.

 

LOS PRODUCTOS DE CONSUMO CULTURAL Y SUS VALORES AÑADIDOS

De forma genérica, podemos considerar que los bienes relacionados con la cultura tienen un carácter adictivo, en el sentido de que revelan una utilidad marginal creciente, en contra de lo habitual en la mayor parte de los bienes característicos de la ortodoxia económica. Esto significa que el placer y las ganas de consumir los productos culturales crecen a medida que el nivel de consumo es mayor, y el gusto es, por tanto, insaciable.

Frank Berjim (Foto: Sara Robles)
Frank Berjim (Foto: Sara Robles)

Es importante también entender el consumo cultural desde una perspectiva histórica más amplia ya que la cultura ha pasado de ser un placer escaso y limitado a convertirse en una exigencia de muchos ciudadanos. En la demanda de cultura no se requiere un bien en particular, sino los componentes de valor que lleva incorporado o los servicios que puedan derivarse. En el consumo de un bien cultural no sólo se demanda el bien en sí mismo, sino el conjunto de valores y servicios que están asociados y que van, desde la emoción estética, hasta el valor cognitivo y de formación o el valor social como seña de identidad.

 

CONSUMO CULTURAL, DISTRIBUCIÓN E INTERNET

Hemos hablado anteriormente de cómo los bienes y productos culturales han de ser entendidos desde una perspectiva amplia y atendiendo a los valores añadidos que, de por sí, traen aparejados.

Sin embargo, debemos entender el consumo de dichos productos dentro de la lógica general de modificación de los hábitos de consumo que afectan al mercado global debido sobre todo a la irrupción de internet como medio de distribución.

Si unimos esta evolución en el consumo de los bienes culturales, al impacto y modificaciones en los hábitos de consumo en la sociedad de la comunicación el resultado es evidente:

  • por un lado, el consumo de cultura como un bien único y experiencial que vincula al individuo a una sensación de satisfacción al adquirir los productos.
  • por otro lado, la reformulación de las vías de distribución y adquisición de bienes y servicios a través de internet.

Según los datos del Anuario de Estadísticas culturales, el acceso y consumo a través de internet avanza en todos los sectores de edades y grupos sociales. Existe un paralelismo entre las personas que afirman utilizar el ordenador y las personas que dicen utilizar internet por lo que se extrae la conclusión de que el uso de los ordenadores se entiende cada vez más como herramienta para acceder a internet.

Sobre los datos de compra a través de internet, un 30% de los usuarios que afirmaron acceder a internet, han adquirido bienes o servicios en internet. De ellos, el mayor porcentaje se refiere a compras de entradas para espectáculos, por encima de videos, software o música.

Como conclusión podemos decir que según los principios que hemos visto anteriormente (cultura como experiencia y distribución a través de internet) y los datos sobre consumo a través de internet hacen que la creación de una plataforma que se enfoque a dar respuesta a dichos puntos, se pueda entender como una solución a una necesidad no cubierta en el mercado. Myplayz llega para cubrir ese hueco en el mercado cultural.

 

EL CONSUMO COLABORATIVO

El consumo colaborativo se refiere a la manera tradicional de compartir, intercambiar, prestar, alquilar, regalar y vender bienes, pero redefinida a través de las nuevas tecnologías.

Estas plataformas se mantienen en gran medida a las comunidades de usuarios que las integran y que son quienes desarrollan los productos o bienes de intercambio. Estas comunidades se relacionan de forma autosuficiente a través de las propias plataformas o herramientas de que disponen.

El movimiento del consumo colaborativo supone un cambio cultural y económico en los hábitos de consumo marcado por la migración de un escenario de consumismo individualizado hacia nuevos modelos potenciados por los medios sociales y las plataformas de tipo peer-to-peer (red-entre-pares o red-entre-iguales).

Juan Zelada (Foto: Iram Martínez)
Juan Zelada (Foto: Iram Martínez)

En los servicios de consumo colaborativo las barreras de desconfianza se ven minimizadas gracias al uso de perfiles de usuarios con valoraciones y referencias añadidas por otros usuarios. Este tipo de interacción entre usuarios genera confianza hacia la propia herramienta de consumo y posibilita nuevas maneras de relacionarse, intercambiar y monetizar habilidades o bienes económicos.

Por lo tanto, podemos decir que el interés por la economía colaborativa ha dejado de ser propio de un “nicho” y comienza a extenderse por (casi) todo tipo de públicos, con una lógica transversal. No es una cuestión que interese principalmente a los millennials, y al resto de la sociedad no.

Tampoco es un fenómeno que esté captando especialmente la atención de las personas con más estrechez económica. Los datos nos indican que el conocimiento y simpatía hacia la economía colaborativa avanza más rápido entre los públicos mejor formados y con mayores ingresos. Muestra de ello es la evolución imparable que este tipo de economía está teniendo, en mercados como EEUU o UK.

 

Y… ¿HASTA DÓNDE LLEGARÁ EL CONSUMO COLABORATIVO?

La economía colaborativa representa un cambio social progresivo, muy profundo y que sin lugar a dudas tendrá importantes repercusiones sobre el tejido empresarial internacional. Gracias a los canales online, y acelerado por la crisis económica, se han formado plataformas para facilitar el contacto a personas que ofertan y demandan productos o servicios, en ocasiones a cambio de dinero

Hay para todos los gustos: para compartir coche, parking, de micromecenazgo o crowdfunding, regalos, para intercambiar conocimiento, espacio de oficina o casas, de logística P2P, de trueque de productos, para compartir la conexión wifi, para comprar y vender muebles de segunda mano, e incluso para compartir el cuidado de un huerto urbano….

Lo más importante alcanzar una base de usuarios lo suficientemente grande –de varios millones, al menos– y lo más rápidamente posible.

 

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Hagamos de esto una conversación

2 comentarios en «<span class='p-name'>Myplayz, la cultura en la economía colaborativa</span>»

  1. Fantástico proyecto. Sumo una pregunta para reflexionar. En este camino de esquivar intermediarios, ¿no se corre riesgo de desvalorizar o dejar fuera algunos profesionales cuyos rol más bien es de mediador y estaría bien conservar o que se acomoden o metamorfoseen a estas nuevas formas colaborativas? (Entiendo acá al «mediador» al que está en el medio en un proceso o dentro del circuito de distribución, pero que, mientras el proyecto está en sus manos, le suma un valor agregado, diferenciándolo del «intermediario» como simple rol que ocupa un lugar vacío, sin sumar valor agregado y en general quedándose con un porcentaje de la ganancia). Por ejemplo, en el mundo editorial, muchas veces se ha hablado de quitar al intermediario (distribuidoras, cuando no, librerías, incluso editores) en el camino de acercar a autores y lectores, pero muchos de esos mediadores son fundamentales, editores que hacen de los libros mejores propuestas, libreros que conocen a su comunidad y favorecen los encuentros, etc. Pienso por ejemplo en el rol del productor, ¿hay productores explorando estas formas de consumo colaborativo o es un rol que se pierde en estas nuevas experiencias?

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  2. Muy buenas Barbi,
    Antes que nada disculpa por tardar tanto en contestar. En cuánto a lo que comentas, en ningún momento queremos eliminar ese papel de «mediador» cómo puede ser un productor cultural, de hecho trabajamos con muchos, simplemente lo que queremos hacer es facilitar el acceso a cualquier persona, ya sea anfitrión o artista, a una herramienta y comunidad para poder crear una actividad cultural sin la necesidad imprescindible de un «mediador» o «intermediario».

    En resumen lo que pretendemos es sumar, no restar, y con la plataforma ayudar tanto a artistas que buscan nuevos espacios, como a anfitriones que quieren tener la cultura en casa o a productores que quieren experimentar con nuevas formas de gestión, ya que con Myplayz cualquier espacio privado se puede convertir en un escenario, sólo hay que echarle imaginación.

    Por otro lado puede haber personas que crean que se trata de una competencia desleal a salas de conciertos o teatros, pero todo lo contrario, se trata de un complemento, ya que son espectáculos distintos o variantes de los que se llevan a cabo en una sala. Además sirve para artistas que están empezando para darse a conocer o a artistas conocidos experimentar nuevos espectáculos. Lo que queremos es «educar» al público para que valore la cultura y entienda que hay que pagar por ella, que tiene unos costes, de esta forma si por ejemplo paga 5 € por un acústico en un salón y le gusta mucho el grupo, sin duda pagará después 8, 10, 12 o 15 € por una actuación en un formato más completo.

    Bueno, espero haberte contestado a tus preguntas, pero aquí estoy para lo que necesites.
    Un saludo

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