Como sea, ese mensaje me recuerda lo cuantificable que tiene cualquier acto que realizamos en nuestras vidas. Me he propuesto escribir mejor, de forma más concreta, y sé que para ello tengo que escribir más. Tal vez no debería escribir tanto en este blog sino corregir más aquello que escribo, también en este blog.
Abro la nota, coloco el título y lo primero de todo es categorizar donde ubico aquello que voy a escribir. Me sale una sonrisa escribiendo esto pensando en mi buen amigo Perikles porque prácticamente puedo escucharle: «el fin último es no categorizar nada, eso va en contra de la vida misma». No sé si usaría estas palabras pero si en algún rato cae en este post otra sonrisa se esbozará en su boca, de eso estoy seguro.
Muchas veces me he encontrado en esta tesitura: escribir un post donde me autoanimo a escribir más, a contar más el proceso, el momento presente sin esperar nada. En comunicación una clave fundamental es saber para quién llevas a cabo una acción, cuál es tu público. Entones ¿cuál es mi público? ¿Para quién escribo? Decir que lo hago para mí está sobreestimado y de paso seria algo falsario. Si no pensase que tal vez en algún momento alguien lea esto, que incluso le guste, y me responda tal vez ni lo estaría haciendo. Pero sobre todo alguien a quien preguntarle si aquello que leyó está bien expresado. «Si dentro de 100 años nadie me va a leer, para qué escribir entonces» dice el escritor de la película Stalker. No sé si a mí me importe mucho que me lean dentro de 100 años. Con que fuese en el tiempo presente tal vez ya sería suficiente.
Este verano me he acercado a la hermeneútica. Estoy lejos de arañar siquiera qué entiendo de ella, pero algo hay, sobre el arte de la interpretación de los textos, lo dicho, lo entendido, lo hablado, que me atrae profundamente. Tal vez ahí si esté la razón de porqué llevo 5 días en racha. Tal vez me esté haciendo más caso a mí mismo y poniendo en práctica mis propias hipótesis y teoría.
Una cosa sí tengo clara: necesito aprender a apagar esas notificaciones de mi móvil. El interés está en otro lugar.