https://martadero3.rssing.com/chan-10387555/all_p3.html
Artículo realizado para el portal de Mídia NINJA – Ver en Oximity en español
A estas alturas, resulta innecesario mencionar el momento histórico que vivimos: un momento de cambio en los paradigmas respecto a la creación y difusión de información ciudadana y la conformación de los medios de comunicación. Sin embargo, para muchos, en Bolivia, aún es algo que resulta pertinente recordar. Como es lógico, este país no escapa a vivir dentro de la contemporaneidad y por lo tanto, al reto de asumir responsabilidades individuales, colectivas y contextuales: quién, cómo y para qué se narran nuestras múltiples, diversas y complejas realidades.
De ahí que contar con una media libre en Bolivia deba pasar por varias fases: por un lado, entender las premisas comunicativas bajo las que funcionan hoy en día los medios tecnológicos —el paso de una red descentralizada a otra distribuida—, además, contar con una formación flexible y autónoma basada en principios más cercanos a la cultura de red que a una meritocracia mediática de los 20 minutos de fama. Reconvertir los espacios tradicionales de formación —léase universidades— en auténticos nodos de intercambio de conocimientos y crecimiento personal, pero sobre todo social, donde logremos romper la decimonónica aula en la que el maestro enseña al alumno en un teatro a la italiana. Y generar un tejido donde se entrelazan experiencias y saberes. Porque si de algo estamos seguros hoy es que no podemos seguir continuando con certezas obsoletas en el campo de la educación.
Foto del HackLab de Cochabamba en la formación a maestras y maestros de colegio sobre las posibilidades del software libre en la educación. Licencia CC BY/SA
De este modo, un proyecto notable de comunicación ciudadana surgido en Bolivia es La Pública, que para su primer número mapeó hasta 22 movidas de lo que denominaron ciberactivismo a la boliviana.
Existen iniciativas en defensa de los animales como Amor por los animales Bolivia – APLAB, los Amigos del TIPNIS en busca de visibilizar otras voces sobre la controvertida carretera, el trabajo del colectivo Jaqi Aru por la difusión y valoración de la lengua aymara en las redes, o la aparición de cada vez más espacios de experimentación hacker – HackLabs – en cada punto del país. Todas como muestras de que la ciudadanía en Bolivia quiere hablar, alto y claro, de cosas que importan a pocos, esperando generar conciencia en muchos.
El hecho de que los medios convencionales estén en una crisis cada vez más honda, no hace sino que profundizar las necesidades de una sociedad en generar su propia información y para ello, es preciso re-conocer con qué medios se cuenta. Para luego, desde ahí, comenzar a plantear una resignificación tecno-lógica y comunicacional que no se encuentre apropiada por los discursos oficiales que nada tienen que ver con la vivencia cotidiana.
Mientras que un polémico satélite Tupac Katari, en su discurso de reducción de costos de internet y aumento de la velocidad, acapara un discurso oficial de Soberanía Tecnológica en el país, existe una voz soterrada que informa dedicada y rigurosamente, para la generación de esa media libre en Bolivia. Porque entendemos que la media libre no es la herramienta, sino la interacción entre comunicador y receptor. Ya no unidireccional, sino que modificando las estructuras de poder tradicional, a través de una lógica de redes y una ética hacker, siempre presente en Bolivia y cada vez más potenciada por estas nuevas posibilidades.
Foto del grupo de Comunicación abierta y compartida de 1er Congreso de Cultura Viva Comunitaria realizado en Bolivia en mayo de 2013 en la ciudad de La Paz, Bolivia. Resultó ser una de las primeras experiencias en Bolvia de comunicación compartida entre personas de todo el continente. Cobertura colaborativa. Licencia CC BY/SA.
Esa ética hacker que está siendo trabajada por las organizaciones socio-culturales de la sociedad civil, encuentra a sus mayores representantes en la actualidad nacional en la articulación cultural Telartes. Una iniciativa que ha logrado sumar las voluntades del sector cultural boliviano, en pro de la incidencia política y a favor de un reconocimiento del Ministerio de Culturas y Turismo del país como sociedad civil organizada. Esta articulación, a la fecha, ha logrado transformarse en un medio de interlocución válido para el debate sobre el desarrollo de las políticas culturales bolivianas. Uniendo líneas estratégicas de Cultura Viva Comunitaria y Cultura de Red que entrelazadas configuran un adn vivo y abierto, frente a un futuro que se crea activamente, desde las personas que hacen y piensan la cultura nacional, que la habitan y la construyen cada una desde su cotidiano.
Foto de la Plaza de San Francisco en la Paz por el 1er Congreso de Cultura Viva Comunitaria. Cobertura colaborativa. Licencia CC BY/SA.
Un entendimiento no partidista de la política, una necesaria revisión del discurso oficialista que, en muchas ocasiones, desde el extranjero se lee como incuestionable y profundamente, validado. Una resignificación del trabajo social y colaborativo que ha existido y existe en Bolivia, contado por la ciudadanía. Son algunos de los factores que se vuelve necesario fortalecer. Y ante esto, iniciativas como Telartes son, hoy, las que están creando una nueva configuración mediática y política de Bolivia: un trabajo glocal desde los barrios hasta el continente a través de los tejidos en red.
El reto, por lo tanto, está claro. Crear desde la diversidad cultural y el conocimiento contextual, no queriendo inventar la rueda, ni creyendo en los fuegos fatuos de las redes sociales comerciales. Un reto a ser tomado por una colectividad que no es, sino la suma de voluntades individuales que hoy tienen en su mano una diversidad de herramientas, acompañadas de un gran conocimiento disponible para re-definir nuestra realidad.
Tenemos, entonces, que construir un acercamiento crítico, activo y contextual a lo que queremos que sean nuestras formas y modos de comunicar. Accediendo, como podemos hoy, al desarrollo tecnológico para crear nuestras trayectorias tecno-lógicas, o lo que es lo mismo, nuestros modos de pensar y nuestros modos de hacer.
