En el 2011 Pekka Himanen publicó esta maravilla base para la comprensión de lo que es un hacker, pero más aún, la ética del hacker.
En sus palabras:
En el centro de nuestra era tecnológica se hallan unas personas que se autodenominan hackers. Se definen a sí mismos como personas que se dedican a programar de manera apasionada y creen que es un deber para ellos compartir la información y elaborar software gratuito. No hay que confundirlos con los crackers, los usuarios destructivos cuyo objetiuo es el de crear virus e introducirse en otros sistemas: un hacker es un experto o un entusiasta de cualquier tipo que puede dedicarse o no a la informática. En este sentido, la ética hacker es una nueva moral que desafía la ética protestante del trabajo, tal como la expuso hace casi un siglo Max Weber en su obra clásica La ética protrestante y el espíritu del capitalismo, y que está fundada en la laboriosidad diligente, la aceptación de la rutina, el valor del dinero y la preocupación por la cuenta de resultados. Frente a la moral presentada por Weber, la ética del trabajo para el hacker se funda en el valor de la creatividad, y consiste en combinar la pasión con la libertad. El dinero deja de ser un valor en sí mismo y el beneficio se cifra en metas como el valor social y el libre acceso, la transparencia y la franqueza.
Este libro es una invitación a recorrer las cuestiones fundamentales sobre la vida en la sociedad de la información, a emprender un viaje lleno de sorpresas que nos ayudará a orientar nuestras vidas hacia nuevas y apasionantes perspectivas.
Una ética del trabajo para el nuevo milenio
Leamos el resumen que nos hacen desde la Indianopedia:
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La ética hacker es el conjunto de valores que emergen de las primeras comunidades cooperativas de programadores, que se materializa luego en las primeras expresiones comunitarias en Internet y las comunidades de desarrolladores de software libre y que podríamos resumir en tres puntos:
- La afirmación de una nueva ética del trabajo a partir del conocimiento como motor y móvil principal de la actividad productiva y la vida en comunidad más allá de su remuneración monetaria.
- La afirmación de la unidad y autonomía de la propia vida a partir de la no aceptación de la separación entre tiempo de vida y tiempo de trabajo en la producción social de conocimiento (lo que a su vez, al ser la comunidad real el sujeto de esa producción, implica vindicación y práctica del pluriespecialismo).
- La libertad como valor fundamental, materialización de esa autonomía personal y comunitaria. Frente a las instituciones existentes: el hacker no reclama que las cosas «se hagan», las hace él mismo y si reclama algo es que sean retiradas las trabas de cualquier tipo (monopolios, propiedad intelectual, etc.) que le impiden construir las herramientas del cambio por si mismo en y con su comunidad.
Según el autor de «La catedral y el bazar». Erick S. Raymond, el «ethos» del hacker podría resumirse en cinco puntos:
- El mundo está lleno de problemas fascinantes que esperan ser resueltos
- Ningún problema tendría que resolverse dos veces
- El aburrimiento y el trabajo rutinario son perniciosos
- La libertad es buena
- La actitud no es sustituto para la competencia
Para Pekka Himanen en su famoso «La ética del hacker y el espíritu de la era de la información», la ética hacker se expresa como una nueva relación con el tiempo, el dinero y el trabajo opuestas a la ética protestante en la que Max Weber vió los orígenes del capitalismo.
El dinero deja de ser la medida del éxito y el motor de la acción para dejar que el placer del conocimiento, del trabajo en si mismo y la interacción y reconocimiento entre iguales ocupen su lugar. Con este nuevo conjunto de móviles, el hacker no entiende el trabajo como una «maldición» o como un tiempo de «no vida» opuesto y separado del «tiempo libre» o el ocio. Como decía el lema ciberpunk, para el hacker, «la vida es un pack».
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