A mi amigo Miguel
Hace poco menos de 10 años me dí cuenta que de tanto pregonar sobre la necesidad de tener tu propio espacio de reflexión más allá de las redes sociales…¡yo no tenía uno! Ahí me di cuenta que eso no podía seguir así, que tenía que predicar con el ejemplo.
Lo primero fue elegir nombre. Poner un danicotillas.com me atraía más bien poco porque quería que fuese un lugar amplio de debate alejado de la creación de una marca personal. Podía ser cualquier cosa pero sobre todo que me gustase porque tuviese que ver con aquello de lo que yo hablaba. Y en ese momento, como aún lo sigue siendo, mi oficio y pasión era la comunicación y dí en el clavo con comunicacionabierta.net. No soy muy fan de la creación de palabros nuevos donde unes dos conceptos y crees crear un tercero. Más bien lo que quería era abrir todas las formas de hacer comunicación que me iba encontrando y experimentando. Desde cosas propias hasta otras encontradas, perlas del día a día.
Dividirlo en los sentidos (gusto, olfato, tacto…) me permitió jugar con mucha creatividad a dónde metía qué cosas. Y además, haber usado un software libre con mucho desarrollo como es WordPress me ha permitido siempre estar jugando con todos aquellos códigos y hacks que caían en mis manos.
Voy a aventurarme a hacer un pequeño resumen de las cosas que considero más valiosas a la hora de tener un blog:
- Escribete a tí, o a un amigo, pero no al algoritmo
Sin duda lo mejor que me ha pasado a través de comunicacionabierta.net es el haber encontrado otra gente que como yo tenía interés por determinadas temáticas. Al escribir sobre ellas y ser encontrado por «vete tú a saber dónde» hizo que cuando se iniciaba una conversación era por un auténtico y legítimo interés. Estar pendiente de cuánta gente le pueda leer a uno o si está bien posicionado en buscadores puede hacernos perder un tiempo valiosísimo en exprimir nuestra redacción, en lograr transmitir nuestra pasión. - Tu blog no es un espacio acabado, es una mesa llena de papeles a medio escribir
Y es que a veces creemos que es necesario que todo lo que escribamos sea definitivo y esté tan pulido que no haya ninguna errata, ya sea ortográfica o de sentido. Nuestra forma de pensar no funciona así. No nos comunicamos a través de ideas definidas y precisas. Tenemos intuiciones y pálpitos, y así es como es más rico que nuestro blog se vea alimentado. Estamos escribiendo en digital: podemos reescribir tantas veces queramos una cosa, desdecirnos y equivocarnos. - Intenta construir el hábito de escribir, aunque sean borradores. Esto te hace más libre que estar pendiente de las redes.
Cuando surgió la blogosfera Internet era un hervidero de ideas interesantes y curiosas. No digo que ahora no lo sea, pero es más difícil encontrarlas. Una buena metáfora es la del centro comercial ya que ahora mismo Internet se parece mucho a eso: un espacio definido donde hasta el acto de sentarte está mediado por la práctica comercial. Las redes sociales que te prometen tener más alcance a mayores públicos no es sino el reclamo de los neones en los pasillos llenos de tiendas que prometen hacerte sentir mejor. Escribir nuestras ideas es una de las cosas más interesantes que podemos hacer, pero como todo saldrá mejor tanto en cuanto practiquemos con asiduidad. Y si no podemos, no podemos. Se para y se descansa. El ritmo insaciable del que nos quieren hacer parte las redes sociales es insano, y por tanto es mejor ignorarlo.
Tener un blog es una idea estupenda. Al principio cuesta, pero con el tiempo, cuando te lees y relees sobre cuestiones que han estado ahí siempre en tu cabeza, te das cuenta de lo maravilloso que puede ser hablarte a ti mismo. Porque en gran parte un blog está escrito de ti para ti. Para un tú futuro que mirará atrás para comprender quién eras y cómo pensabas.
Y en ese devenir constante de las ideas podrás encontrar algunas nuevas, pero sin duda lo que sí lograrás es conocerte un poco más a ti mismo.
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